Bajo un sol radiante, los cuatro partimos sobre las 11:00 h desde Lippe, en Renania del Norte-Westfalia, hacia Bad Pyrmont, en Baja Sajonia. Por suerte, el viaje solo dura unos 50 minutos. Perfecto para un domingo.

Llegamos a Bad Pyrmont, conducimos un poco más y (casi) conducimos nuestro coche, que no es precisamente apto para todoterreno, a un campo. Tras un breve periodo de reorientación, encontramos el punto de partida correcto para nuestra caminata e, incluso antes de bajar del coche, divisamos el restaurante (Gasthof Schellental) donde planeamos tomarnos una cerveza después del trabajo.

Al llegar al punto de inicio de la ruta, nos pusimos la ropa de senderismo y emprendimos un sendero bien asfaltado hacia el bosque. Tras unos 2,7 km, nos desviamos por primera vez hacia un sendero menos transitado. Aquí empezó nuestra verdadera aventura, ya que pasamos los siguientes 1,5 km recorriendo un sendero casi completamente cubierto de maleza y tramos extremadamente resbaladizos y embarrados. Cada uno a su ritmo, con cuidado de no resbalar ni caer entre los arbustos, entre insultos más o menos feroces (no nos lo esperábamos), finalmente llegamos a un banco después de lo que nos parecieron dos horas.

Aquí disfrutamos de nuestros refrigerios y nos relajamos un poco. Tras cruzar el Pyrmonter Berg, esperamos una ruta más moderada. Un vistazo al mapa revela que la ruta planificada sigue un sendero llamado "Bergstraße" (Carretera de Montaña). Como esperábamos, los siguientes 3,5 km vuelven a ser muy suaves. El siguiente destino de esta ruta es el Schellenberg, donde la torre Schellenturm ofrece una vista de la región de Bad Pyrmont.

Nos quedamos unos minutos más en la torre, disfrutando del sol y la vista cristalina del valle. Tras este fantástico mirador, finalmente emprendimos el regreso. Nuestra siguiente parada fue el punto de partida, al que llegamos tras unos 3 km.

En total, estuvimos fuera 3 horas y media y recorrimos aproximadamente 11,3 km. Después de limpiarnos el barro de los zapatos, nos dirigimos a casa, no sin la merecida cerveza de después del trabajo que sin duda nos habíamos ganado...